La historia de la Evangelización en América Latina, ha estado significativamente acompañada por la presencia de la vida religiosa, no sólo en los inicios sino también a lo largo de cada una de las épocas en su calidad de agente del desarrollo religioso, espiritual, social y cultural de nuestros pueblos.
Los continuos esfuerzos de inculturación, el trabajo pastoral en la educación, en la salud y en los diversos campos de inserción, de manera especial en los sectores populares y en medio de las culturas indígenas y afroamericanas, al igual que desde la profundidad de la contemplación en la vida de clausura, siguen testimoniando el carisma de la opción por la vida religiosa que se manifiesta como signo real de la presencia de Dios en medio del pueblo.