La violencia ha sido el camino más transitado cuando se trata de resolución de conflictos internos como el colombiano. Esto ha sumido el país en numerosas e interminables confrontaciones en los diferentes actores armados que hacen parte del conflicto. Es evidente que la guerra irregular en territorio colombiano, lo único que logra es traer más injusticia a los más vulnerables, la desigualdad social y la falta de oportunidades, factores determinantes del conflicto y por ende de la “violencia”, que dejan como huellas un sinnúmero de rostros específicos en su mayoría víctimas. Al mismo tiempo, también hay actores de la violencia (victimarios) que pueden ser el objeto de interpretación específica como los “niños soldados”. Este contexto, con rostro específico, al ser interpelado por el texto bíblico deberá desarrollar una hermenéutica para la paz, generadora de una praxis que desarrolle un camino sin violencia, un camino de construcción de paz, de liberación y de justicia.